Invisible y eterno.

Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse.

Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre.

2 Corintios 4:18

¿Has notado que el mensaje que recibimos diariamente es “lo más importante es tu bienestar”?

Es obvio que a nadie le gusta sufrir, ni pasar malos momentos, pero vivir la vida siendo una evasora del dolor, no es vida… es supervivencia.

En el versículo de hoy el apóstol Pablo nos invita a ver más allá de las circunstancias actuales, quizás la instrucción del apóstol no te suena familiar, pero podés reconocer lo que dijo el afamado Antoine de Saint-Exupéry, en otras palabras curiosamente similares a las de la carta: "Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos."

Y es que es así.

Cuando Dios nos creó Él puso eternidad en nuestros corazón, los hombres y mujeres que poblamos la tierra llevamos dentro una necesidad “inexplicable” de trascendencia, pero en realidad esa necesidad no es inexplicable Eclesiástes 3:11 dice “Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.”

Quisiera que reflexionemos hoy en el contraste que existe entre la felicidad egoísta a la que nos inspira el mundo actual y la felicidad trascendental que recibimos por medio de la fe en Jesús.

1. El mundo dice “Vos podés con todo” Dios nos dice «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». 2 Corintios 12:9

2. El mundo te dice “El tiempo lo cura todo” Dios nos dice “Te devolveré la salud y sanaré tus heridas —dice el Señor—” Jeremías 30:17

3. El mudo dice “Si seguís estos pasos podés alcanzar el éxito, la fama o el dinero” 

 Dios nos dice: "Pon todo lo que hagas en manos del SEÑOR, y tus planes tendrán éxito". Proverbios 16:3

Dios nos creó como seres trifuncionales (espíritu, alma y cuerpo) y no estamos completos hasta que el Espíritu Santo habita en nuestro interior. Por lo tanto, cualquier esfuerzo humano que hayas estado haciendo hasta hoy no es válido si quien lo dirige sos vos.

¿Cómo saber que lo estoy haciendo con mis fuerzas y no con las de Dios? 

• Estás pensando día y noche en el mismo asunto y en cómo darle solución

• Te sentís agotada físicamente

• Te sentís desgastada emocionalmente

• Te sentís vacía.

Esos son indicios de que vos estás dirigiendo tu vida y no el Señor.

Jesús nos invitó a conocerlo a través de su palabra: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad y la verdad los hará libres”  Mateo 4:20

Te desafío a que cada día leas la palabra de Dios, es un hábito espiritual que libera.

Hoy recordá que el protagonista de tu vida es el Espíritu Santo de Dios que habita en tu interior, con Él somos eternas.