En Secreto
- Eliana Salinas

- 21 feb
- 3 Min. de lectura
Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará. Mateo 6:6

Es muy común para nosotros compartir nuestras vidas en redes sociales hoy en día. De hecho, no recuerdo mucho cómo era la vida antes de los reels, los shorts, los podcast, los memes y las stories o lo estados (dependiendo de la app).
Lo cierto es que ya nadie sale a la vida a vivir el día día sin un dispositivo móvil. Compartimos desde lo que estamos escuchando, viendo y comiendo, hasta el outfit que estamos pensando usar para la boda de este fin de semana o un screenshot de una conversación con una amiga...
No sigo listando porque nos llevaría bastante más tiempo enumerar la cantidad de información personal que compartimos día tras día. ¿Que te parece si pensamos en el consejo que nos dejó Jesús en la Biblia acerca de estar en su presencia? Nos dejó un principio valioso para hacerlo: Cerrar la puerta.
Un consejo contracultural en nuestro contexto pero sin dudas el maestro, nuestro creador sabe exactamente cómo debemos hacer si queremos reunirnos con él a tener una conversación íntima, genuina, transparente y sin reservas.
Quiero contarte una experiencia que tuve cuando hace unos días atrás estaba en la puerta del garage de mi casa cargando algunas cosas para ir al parque con mis amigas, de repente sentí una explosión que me dejó aturdida.
Pensé que había explotado la pelota de voley de mi hija por el fuerte ruido que hubo; pero mi sobrinito me dice: -tía yo tengo la pelota; entonces con las chicas empezamos a explorar qué pudo haber sido ese ruido cuando descubrimos que había un agujero, un hoyo, en la chapería del auto. Era la huella de una bala perdida que cayó sobre el vehículo que hizo de escudo para mí, si yo no hubiera levantado la tapa del baúl, esa bala hubiera impactado en mi cabeza. Pero por gracia de Dios su escudo protector me salvó de perder la vida.
Ese día, al regresar del parque, lo único que quería era entrar en mi habitación para hablar con Papá.
Poder cerrar la puerta y llenar mis labios de gratitud y de adoración hacia él por su cuidado fue lo mejor que pude hacer, antes de eso había quedado movilizada, como en shock, pero al orar traje a memoria que días antes venía leyendo los salmos donde David dice que el Señor es refugio, es escudo, es quien vela por nosotros! y me dí cuenta de que mis lecturas anteriores fueron como una preparación del Señor para que llegado este momento yo pudiera reconocer que claramente Él es mi refugio.
Es maravilloso encontrar paz y descanso en los brazos de Papá y recordar todos aquellos días que a solas con él, hemos derramado nuestro ser para finalmente tener la convicción de que él nos recompensa.
Su recompensa es algo que humanamente no podemos dimensionar, estoy segura de que no es terrenal, sino celestial y que vamos a disfrutarla eternamente. También estoy segura de que él guardará tu vida y mi vida hasta que hayamos concluido con el plan que Él trazó para nosotras antes de la fundación del mundo.
Hoy te invito a que tengas un encuentro secreto con Jesús.
















Comentarios