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Desactivando la Trampa de la culpa

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Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.

Juan 16:13 NVI


Bienvenida una vez más a este espacio de reflexión.

En estas semanas estamos desactivando trampas. Trampas que nuestro adversario coloca en nuestro camino estratégicamente para que si damos un paso fuera de nuestra ruta quedemos atrapadas hasta llegar a la muerte.



¡Tengo una buena noticia!, si caes en alguna de estas trampas no tengas miedo, Dios nos dejó claves en su palabra para que las desactivemos y vivamos nuestra vida en la plenitud de Cristo.

Hoy vamos a hablar de la trampa de la CULPA.

Lo primero que tenés que saber es que la culpa NO viene de Dios. La culpa no está para nada, en el diseño original de Dios, cuando Adán y Eva estaban en el huerto vivían sin culpa hasta que después de haber escuchado a la serpiente y de haber comido el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal empezaron a experimentar una serie de emociones y sentimientos que son, ahora, parte de nuestra naturaleza caída, entre ellos están la culpa, la vergüenza y la mentira.

Ya que sabemos que la culpa no viene de Dios.

Lo segundo que quiero que sepas es que la culpa no es un sentimiento que puedas gestionar poniéndolo fuera de tu ser. Es decir, la culpa que sentís no se te va ir depositándola en el otro. En psicología a este proceso se lo conoce como mecanismo de defensa y consiste en proyectar en el otro la culpa que siento yo.

¿Alguna vez dijiste o escuchaste a alguien decir “no estudie porque mis padres no me dieron la oportunidad” o “no pude hacerlo porque mi hijo me demandaba mucho tiempo”?. También podés haber escuchado o haber dicho “estoy así por culpa de mi marido, de mi jefe, de mi amiga”. Este tipo de frases trae un alivio momentáneo al malestar que sentimos interiormente pero no es perdurable, ni sanador, por el contrario, puede producir en nosotros, resentimiento, rencor y amargura.

A la luz de la palabra del día, te invito a que hables con el Señor, te invito a que dejes al Espíritu Santo actuar en tu interior y dejes que Él traiga revelación y convicción de pecado.

Este sí es el plan de Dios, traer convicción a través de su Espíritu Santo para liberarnos de la culpa que nos mantiene atadas. Cuando el Espíritu Santo trae convicción a nuestra vida van a pasar 4 cosas: Vas a reconocer que sos RESPONSABLE de tu situación actual por haber tomado decisiones que te trajeron a este punto; vas sentir arrepentimiento por haberte autoengañado justificando tus acciones y culpando a los demás por tu sufrimiento; vas sentir el amor, la aceptación y el perdón de Jesús y por último, vas a cambiar de dirección. Si hasta ahora no habías emprendido ciertos planes por este limitante de culpa, los vas a empezar a emprender, si hasta ahora no habías pedido perdón por haber lastimado a alguien vas a ser libre y vas a poder pedir perdón a quienes heriste y perdonar a quienes te hirieron y finalmente la humildad del carácter de Jesús va a crecer en tu vida. Porque cuando somos maduros, responsables y transparentes en presencia de Dios, Él nos trae libertad.



Hoy tené la convicción de que el Espíritu Santo quiere guiarte para que deseches ese peso de culpa que cargaste por mucho tiempo y para que camines en libertad!


 
 
 

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